Kars, noreste de Turquía (Kurdistán turco): los confines de Turquía.

Hay quien dice que Kars está lejos de todas partes, que nadie quiere ir, y que aquellos que viven allí quieren marcharse.

Lo cierto es que en el control policial del aeropuerto de Estambul, cuando unos policías turcos vieron que íbamos a Kars, se quedaron muy extrañados, y no paraban de preguntarnos por qué íbamos allí.

Por otra parte, también dicen que Kars es una de las ciudades más pintorescas de Turquía. Lo cierto es que está situada en un lugar estratégico, a 1.760 metros de altitud, muy cerca de la frontera con Armenia, también cerca de Georgia, y a pocas horas de viaje de la frontera iraní. Pero lo más interesante para el viajero es que es la ciudad más cercana a las ruinas de Ani, la antigua capital del reino de Armenia abandonada desde hace muchos años.

La ciudad estuvo disputada en varias ocasiones entre armenios, rusos y turcos. Finalmente quedó en manos turcas, si bien los armenios todavía no han reconocido nunca el trazado actual de la frontera entre los dos países.

Kars estuvo en manos rusas durante los años 1878 y 1917, y esto le da un aspecto típico de una ciudad rusa, pero situada en Turquía.

Todas las influencias que ha recibido a lo largo de su historia (rusa, armenia, caucásica, turca) han conformado una ciudad de aspecto especial, con influencias culturales diversas, en cierta medida cosmopolita, pero con una acusada naturaleza rural, lo cual la hace muy agradable para el visitante.

Kars está situada en uno de los lugares más alejados de la capitalidad política y económica de Turquía, en una región que siempre ha estado en disputa entre las diferentes culturas vecinas.

Nos encontramos en territorio turco, en territorio armenio, o en territorio kurdo, según con quién hablamos.

El paisaje de los alrededores lo conforman llanuras verdes y solitarias, donde de vez en cuando aparece un minarete para indicar que nos encontramos en tierras musulmanas.

Pese a lo que se pueda leer sobre Kars, muchas veces comentarios no muy positivos, resulta una ciudad tranquila, agradable, con una gente de muy buen trato, y muy recomendable para pasar unos días y visitar sus alrededores.

Pasear por las calles de Kars y contemplar sus diferentes barrios, su parte más antigua, sus tiendas, para algunas de las cuales parece que no pasa el tiempo, es un ejercicio muy recomendable.

Hay algunas visitas que son obligadas, como el castillo de Kars (Kars Kalesi), que situado sobre una colina domina toda la ciudad. Desde la fortaleza se pueden disfrutar de unas buenas vistas de la ciudad. Sus muros, desde el 1153 en que fueron construidos, han sido testigos del paso de turcos, mongoles, rusos, armenios… y objeto de varias reconstrucciones.

A los pies del castillo se encuentran algunos de los monumentos más antiguos de Kars, como el Tas Köprü, un puente del siglo XV que fue afectado por un terremoto y reconstruido el año 1725; las ruinas del Beylerbeyi Sarayi, un antiguo palacio; un hammam que no está caído, pero sí totalmente abandonado.

Una referencia especial merece la Kümbet Camii, actualmente una mezquita, pero que en su día fue una iglesia. Fue construida entre los años 932 y 937 por el rey bragàtida Abas y se convirtió en mezquita en el año 1064 cuando los selyúcidas conquistaron Kars. Los rusos, en el siglo XIX, añadieron los porches y volvió a ser usada como iglesia durante cuarenta años. En los años setenta (1969 a 1980) la convirtieron en un museo, y finalmente en 1994 fue abierta de nuevo como mezquita.

Debido a que están representados los doce apóstoles, es conocida como la iglesia de los Santos Apóstoles. En su tiempo era conocida como la Catedral de Kars.

Su interior es muy bonito, teniendo en cuenta sus funciones de mezquita, y el viajero puede pasar un rato disfrutando de su tranquilidad.

Coincidimos con el momento de la oración, y al terminar, cuando los fieles ya se habían ido, estuvimos un rato hablando con el Imán y su ayudante. Una vez más pudimos apreciar la amabilidad de la gente de Kars.

Al lado de la iglesia de los Santos Apóstoles se encuentra el Evliya Camii, una gran mezquita construida en 1579.

Coincidiendo con el momento de la oración, muchos hombres se dirigían a nosotros invitándonos a entrar en la mezquita. A pesar de que estaban haciendo la oración insistieron en que entráramos. Todos se quedaban mirando a los peques, sobre todo a Ferran, y nosotros, prudentes, nos pusimos al final de la mezquita en uno de los extremos laterales (como hacemos siempre).

Más arriba de la iglesia de los Santos Apóstoles está la Ulu Camii, una mezquita con dos minaretes y un patio, que fue reconstruida en el año 2009.

Al sur del centro de la ciudad se encuentra la Fethiye Camii, mezquita surgida a partir de la reconversión de una antigua iglesia ortodoxa rusa.

El escritor turco Orhan Pamuk, galardonado con el Premio Nobel de literatura en el año 2006, basó su novela Nieve (Kar) en la ciudad de Kars, en la que explica las tensiones existentes en Turquía entre los musulmanes moderados y los extremistas.

La descripción que se hace de la ciudad de Kars en esta novela no se ajusta a la realidad de hoy de dicha población. De hecho, la reputación de ciudad gris, apartada de todas partes, conflictiva, de gran pobreza, olvidada por todos…, no hace justicia a la verdadera ciudad de Kars. Esto no quiere decir que esta reputación no deje de perseguirla, quizá por su lejanía, quizá por desconocimiento… y poco ayuda la novela de Pamuk.

Etimológicamente el nombre de Kars derivaría del georgiano «kari», que significa «la puerta», o del nombre armenio «hars», que significa «novia»; no de la palabra turca «kar» (nieve).

Por cierto, el mismo año 2006 en el que Orhan Pamuk recibía el premio Nobel, se inició en Kars la construcción de una escultura gigante que quería representar un gesto de paz entre Turquía y Armenia, el llamado Monumento a la Humanidad.
Dicho monumento representaba una figura humana dividida por la mitad, con una gran mano abierta extendiéndose hacia ella, y quería representar la reconciliación entre los pueblos turco y armenio, pero eso no gustó a mucha gente de este país, provocando que este monumento sufriera el ataque por parte de muchos nacionalistas turcos.

En el año 2011, después de muchas críticas, desmantelaron este monumento, con la versión de que estaba situado en una zona ilegal. El autor de la estatua, Mehmet Aksoy, comparó el desmantelamiento de la obra con la destrucción en Afganistán en 2001 de las estatuas de Buda de Bamiyan. La comparación no es muy afortunada, pero en esta zona de mezcla de culturas, de tensiones latentes, siempre es difícil el comentario moderado, y normalmente se opta por los extremos, y si unos y otros tensan la cuerda, el propio autor del monumento también puede decir la suya, y si además tiene una razón ética que lo avala, todavía más.

Pregunté por el monumento a algunos turcos, pero todos ellos me dijeron que ya no existía, sin darme más explicaciones.

En fin, que a pesar de ser calificado por muchos como un rincón del mundo, un lugar apartado donde nadie quiere ir, Kars siempre tiene algo que ofrecer, y si tenemos en cuenta que los paisajes esteparios que la rodean ofrecen belleza, antiguos monumentos armenios abandonados, con la presencia de rebaños de ovejas y de vacas que dan una pincelada de vida en medio de la soledad ondulante de la estepa montañosa de aquellos lugares, obtenemos un conjunto realmente atractivo.

Después de disfrutar de sus monumentos y paisajes, nada mejor que degustar el conocido queso de Kars y su miel, y si añadimos algún plato de köfte, pide, o lo que más apetezca, mejor que mejor.

8 comentarios en “Kars, noreste de Turquía (Kurdistán turco): los confines de Turquía.

  1. Excelente entrada como siempre, no conozco Kars pero lo tengo pendiente entre mis visitas. Muy bien reflejado esa complejidad del Este de Turquia. La verdad que me ha sorprendido el interior de la iglesia de los Santos Aposteles, realmente sorprendente la transformación, con todo sigo creyendo en el uso inicial de los espacios, porque en ocasiones son forzadas y se pierde mucho el encanto, digo esto como lo diría lo mismo de la mezquita de Cordoba a la inversa.

    • Hola Miguel Angel, siempre es un placer recibir tus comentarios. Te doy la razón en tu apreciación sobre el uso inicial de los espacios, pues al fin y al cabo el concepto constructivo de una Iglesia (espacios interiores, estructura externa, etc.) difiere completamente del de una mezquita.
      Un saludo,

  2. Es curioso por otro lado la arquitectura armenia de esta región de Turquía, en comparación con la que se produce en las comunidades armenias de Estambul, en Estambul los armenios ocuparon templos en muchos casos pertenecientes a las comunidades ortodoxas, de hecho no es nada facil diferenciar entre ambas. Pero cuando uno ve este tipo de iglesias se da cuenta uno de que la arquitectura religiosa armenia es muy original distinta a la desarrollado por los ortodoxos.

    • En esta región del nordeste de Turquía resulta muy interesante esta arquitectura religiosa armenia, y también la georgiana que puede contemplarse en los valles georgianos, que se encuentran al norte de Erzurum. Sumado todo ello al poco turismo que tienen estas zonas, las convierte en un destino muy interesante.

  3. Acabo de terminar la novela «Nieve» y aunque según su opinión, la ciudad de Kars es muy distinta a la descripta por el autor, igual me fascinó. Le agradezco toda esta información y fotos que refuerzan la emoción que esta novela y un mundo tan distinto del mío, me ha producido. También la novela me ayudó a comprender en algo, el mundo musulmán y su postura tan distinta a la de occidente. Postura que respeto como la de todas las religiones.

    • Hola María, gracias por el comentario. Me alegra que el artículo le haya gustado. Yo lei la novela «Nieve» durante mi viaje a Kars, y a la región en que se ubica, lo cual le dio un plus a la lectura.
      Un saludo,

  4. Mis abuelos nacieron en Kars a finales del siglo antepasado. Emigraron a EUA y luego se establecieron en Mexico. Iba a ir a conocer cuando fui a Rusia en 1998 pero después de lo que leí de la ciudad, opté por no ir. El dialecto ruso que aprendí no se habla, cuidad militarizada, hostil, la cultura rusa ya no existe…pero en fin, siempre es interesante leer de donde vinieron mis abuelos, que eran Molokanes.

    • Hola Alejandro, gracias por tu aportación.
      Es muy interesante la historia de los antecedentes rusos de la zona, y la emigración rusa posterior, entre ellos los molokanes, muchos de los cuales fueron a México.
      Un saludo,

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