Cómo obtener el visado para ir a Omán.

Para entrar en el sultanato de Omán se necesita visado, pero los ciudadanos de algunos países, entre los que se encuentran la mayoría de países europeos y sudamericanos, este se puede conseguir a la llegada al país. Así pues, al ser un visado «on arrival», no es necesario tramitar nada antes de ir.

Obviamente también se puede tramitar en alguna embajada o consulado omaní con antelación a la llegada al país.

El visado puede tramitarse «on arrival» tanto si se llega a un aeropuerto (Mascate y Salalah son los dos aeropuertos internacionales del país), como si se llega por cualquier otro paso fronterizo.

El visado lo conceden con una duración de 30 días o de 10 días, y con un precio de 20 riales omaníes (OMR) o de 5 OMR, respectivamente (a fecha marzo 2016, 1 OMR equivalía a 2,40 euros, aproximadamente).

La documentación necesaria para tramitar el visado es la siguiente: Sigue leyendo

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Formalidades para entrar en los Emiratos Árabes Unidos (EAU).

Para entrar en los Emiratos Árabes Unidos (EAU) no se necesita visado, no al menos los extranjeros de nacionalidad española y de otros países que tienen exención de visado de turismo.

Hasta el 6 de mayo de 2015 los nacionales de países exentos de visado para estancias de corta duración tenían permitida una estancia de 30 días. Este régimen es el que se sigue aplicando todavía en muchos países, pero no en los países miembros de la Unión Europea (UE), para los que se aplica un nuevo régimen desde esa fecha.

A partir del 6 de mayo de 2015, los ciudadanos de la UE pueden viajar a los EAU sin necesidad de visado para una estancia de 90 días, dentro de un periodo de 180 días. Este visado sirve para cualquier tipo de viaje excepto para aquel que tenga por objetivo ejercer una actividad remunerada.

La estancia en el país no es necesario que sea continuada, pero en todo caso no puede superar un total de 90 días por cada período de 180 días. Sigue leyendo

Alhamdulillah

Cuando se viaja por países musulmanes hay una expresión árabe que se suele oir bastante. Es una expresión corta, sencilla, armoniosa para oídos foráneos, que se pronuncia en una única palabra, a pesar de incluir un artículo (Al, que es el artículo definido el), un primer nombre (Hamdu, que significa un sentimiento de gratitud), una preposición (Li, preposición que significa «por» o «que pertenece a») y un segundo nombre (I Lah, resultado de la contracción del artículo «al» y el nombre «ilah», que hace referencia a Allah): «Alhamdulillah». Y quiero añadir que es una expresión bonita, agradable, tanto en el sentido fonético como en su significado de fondo.

Alhamdulillah es una expresión árabe que se utiliza de forma natural, incluso inconsciente en muchas ocasiones, y es una forma de alabanza o agradecimiento a Dios, que significa «gloria a Dios (Allah)», «las alabanzas son para Allah»,»gracias a Dios», y en la práctica incluso se utiliza con el significado de «suerte».

La expresión «alhamdulillah» se utiliza en infinidad de situaciones, para dar las gracias a Dios (Allah) por todas las cosas buenas que nos ha dado, y la religión musulmana recomienda utilizarla de forma habitual, desde el momento en que uno se despierta hasta que se acuesta: cuando se ha terminado de comer, de beber, al estornudar, cuando se recibe un regalo, cuando se recibe una buena noticia…; pero también cuando hay algún percance, o alguna penuria, pues podría haber sido peor.

Un hadit explica que la mejor invocación dirigida a Allah es decir «alhamdulillah».

La primera sura del Corán empieza diciendo «alhamdulillahi Rabil’ alamin», es decir: «alabado sea Allah, Señor del Universo».

Esta sura es repetida por los musulmanes en cada una de las cinco oraciones diarias, y esto es una prueba más de la importancia para los musulmanes de repetir «alhamdulillah» a lo largo del día.

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El tasbih o masbaha: el rosario musulmán.

Cuando se viaja por países musulmanes, sobre todo árabes, es frecuente ver hombres que llevan la masbaha en las manos.

El tasbih o masbaha (tespih o tesbih en turco) es similar a un rosario, se le llama muchas veces rosario musulmán, y lo utilizan para rezar el dikr o invocación repetida de los nombres de Alá (Allah).

La masbaha se compone de una serie de treinta y tres o noventa y nueve cuentas o granos, dispuestos de forma similar a un collar, y acabado en una borla o adorno, o con tres o cuatro cuentas más alargadas. Los granos de la masbaha pueden ser de diferentes materiales, más o menos preciosos, si bien los más comunes y extendidos para uso diario suelen ser de plástico, de madera, o de algún otro tipo de material poco noble.

El número de granos está relacionado con los noventa y nueve nombres o atributos de Dios (Alá).

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Por el desierto de Khor al Adaid (Catar) en un 4×4.

Era un día del mes de agosto del año 2008, estábamos en el interior de un todoterreno, encima de una gran duna de arena, en medio del desierto de Khor al Adaid, también llamado «mar interior», situado en el sudeste de Qatar (según la Academia de la lengua española: “Catar”). El conductor, de nombre Moa, había formado parte de un cuerpo especial del ejército de uno de los países de la península arábiga, y estaba muy acostumbrado a moverse por aquellas inhóspitas tierras.

El desierto de Khor al Adaid, conocido también como Khawr al Udayd, es un lugar lleno de dunas de arena que rodean una bahía que forma el mar en esta área del Golfo Pérsico, y que limita al Sur con la frontera de Arabia Saudí.

Antes de entrar en el desierto con el 4×4 paramos para sacar aire de los neumáticos (pues con el calor se expande el aire y aumenta la presión), y luego estuvimos más de una hora corriendo por el medio del desierto, entre las dunas, sin ninguna pista visible por ninguna parte, y con un paisaje de arena y más arena por todas partes. Sigue leyendo

El mercado del jueves de Minab (sur de Irán).

Hacía ya unos días que estábamos en Isfahán, y si bien teníamos ganas de visitar el mercado de Minab, pueblo situado en la provincia de Hormozgan, en el sur de Irán, no nos cuadraba en la ruta de nuestro viaje.

Este mercado lo hacen sólo los jueves, y fue un martes, tomando un té en un local de Isfahán, cuando decidimos ir hacia Minab, aunque esto supusiera desviarse totalmente de lo que era la ruta prevista inicialmente. Así, de paso, daríamos una vuelta y nos acercaríamos hasta Kerman, cerca del Beluchistán, punto de partida para visitar Rayen, Mahan, y la región desértica de los Kaluts, a unos 40 km. de la frontera con Afganistán.

Llegamos a Bandar Abbas vía Shiraz, a las tantas de la noche, habiendo presenciado durante el camino (entre Isfahán y Shiraz) una pelea entre unos iraníes, en medio de la carretera, con varios vehículos parados. Toda una experiencia por los tensos instantes que pasamos pensando que todo aquello acabaría en una batalla campal.

Bandar Abbas es la capital de la provincia de Hormozgan, situada en pleno Golfo Pérsico, y el calor aquí es asfixiante, llegando las temperaturas en verano hasta los 49ºC. La ciudad ocupa una posición estratégica al estar situada en el estrecho de Ormuz, y es la base principal de la marina de guerra iraní.

En Bandar Abbas cogimos un taxi para ir hasta Minab, pueblo situado a unos 80 km. de Bandar Abbas, donde queríamos dormir esa noche, para que el día siguiente, el jueves por la mañana, no tuviéramos que ir con prisas para poder llegar al mercado.

Llegamos a Minab a las 22 horas. Durante el trayecto el taxista nos hizo algunas advertencias: no subir a ningún vehículo que no sea un taxi, tener cuidado con los desconocidos (para nosotros todos son desconocidos), y tener precaución durante la noche por las carreteras.

Llegados a Minab decidimos alojarnos en el hotel Sadaf, entre otras cosas porque casi no había luz en las calles y era el único hotel que vimos. El hotel estaba cerrado. Después de llamar varias veces a la puerta nos abrió un chico, y nuestro taxista le contó que queríamos alojarnos en el hotel. El taxista sabía unas pocas palabras de inglés, y fue toda una suerte, porque con el chico del hotel no nos entendíamos, no hablaba ni una palabra de inglés (el español tampoco lo dominaba), y no era muy receptivo para intentar entender lo que le decíamos. Aún así conseguimos regatear el precio de la habitación un 25% aproximadamente, y subimos las mochilas hasta la habitación decididos a descansar después de un pesado día de viaje.

Nos costó hacer entender al chico del hotel que queríamos toallas, pero el mini diccionario inglés-farsi que llevaba hizo su utilidad.

El día siguiente nos levantamos temprano, salimos del hotel a las 6:30 de la mañana, y fuimos en busca del mercado.

La noche anterior nos dijeron que el mercado comenzaba a las 6:00 horas, y que duraba hasta las 13 horas aproximadamente. No era necesario preguntar el porqué de estos horarios, pues el intenso calor que hacía al mediodía era la causa evidente de los mismos.

Minab se encuentra en la principal ruta entre Bandar Abbas y la región de Makrán y Beluchistán, siendo su población mayoritariamente chiíta. El idioma que hablan es el minabi, dialecto situado entre el bandari, el baluchí, y el persa.

Fuimos andando hasta llegar al mercado, que quedaba un poco alejado del hotel.

Este mercado, llamado «Panjshambe bazar», no se distingue por sus aspectos arquitectónicos, pues es al aire libre, y tampoco tiene una especial importancia por los productos que se comercializan en el mismo, al menos no para nosotros, lo más destacable es la vistosidad de las mujeres de la etnia bandari que van al mercado.

El mercado se encuentra en una explanada, y dentro del mismo hay una parte, fundamentalmente de frutas, verduras, y otros productos de consumo, donde todos los productos están en el suelo, y otra parte, principalmente de ropa, donde hay algunos cubiertos y algunas tarimas. También hay una parte cubierta donde venden pescado. Sigue leyendo