«Not spicy, please».

Si algo se aprende viajando, es que no hay que ser muy tiquismiquis a la hora de comer. Obviamente hay que vigilar lo que se come por cuestiones de salud, pues no es muy agradable tener problemas estomacales, y menos aún alguna enfermedad grave. Pero hay que distinguir entre aquello que nos puede hacer daño, de aquello que no nos apetece pero es comestible.

Qué viajero no se ha encontrado alguna vez ante un plato que no es de su gusto? Puede pasar en una casa donde nos han invitado a comer o cenar, o en un restaurante donde nos hemos fiado de las recomendaciones de un tercero, o sencillamente por qué hemos sido atrevidos al pedir… sea como sea, si uno se ve obligado a comer uno de estos platos, se pasan unos momentos no muy agradables.

Y ya no digamos si hemos sido lo suficientemente osados como para pedir algún tipo de plato especialmente exótico (por decirlo de alguna manera)… Esto ya resulta ser más «profesional», denota una predisposición a probar todo lo que se aleja de nuestro entorno cultural para adentrarnos en unas costumbres exóticas y extrañas (alguien añadiría otros calificativos, hablando siempre en términos culinarios).

El grado de predisposición de cada uno es muy personal. El más atrevido puede sacar pecho enseguida, pero a última hora siempre puede haber deserciones. Recuerdo un pequeño restaurante en un pueblo de China, donde tras pedir una serpiente entre varios, y de ayudar a matar la serpiente, despellejar-la, etc.; cuando nos la trajeron a la mesa, cocinada con un poco de salsa, uno de los comensales se levantó y nos dijo que ya volvería cuando nos la hubiéramos terminado. Sigue leyendo

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Cómo obtener el visado para ir a Omán.

Para entrar en el sultanato de Omán se necesita visado, pero los ciudadanos de algunos países, entre los que se encuentran la mayoría de países europeos y sudamericanos, este se puede conseguir a la llegada al país. Así pues, al ser un visado «on arrival», no es necesario tramitar nada antes de ir.

Obviamente también se puede tramitar en alguna embajada o consulado omaní con antelación a la llegada al país.

El visado puede tramitarse «on arrival» tanto si se llega a un aeropuerto (Mascate y Salalah son los dos aeropuertos internacionales del país), como si se llega por cualquier otro paso fronterizo.

El visado lo conceden con una duración de 30 días o de 10 días, y con un precio de 20 riales omaníes (OMR) o de 5 OMR, respectivamente (a fecha marzo 2016, 1 OMR equivalía a 2,40 euros, aproximadamente).

La documentación necesaria para tramitar el visado es la siguiente: Sigue leyendo

Formalidades para entrar en los Emiratos Árabes Unidos (EAU).

Para entrar en los Emiratos Árabes Unidos (EAU) no se necesita visado, no al menos los extranjeros de nacionalidad española y de otros países que tienen exención de visado de turismo.

Hasta el 6 de mayo de 2015 los nacionales de países exentos de visado para estancias de corta duración tenían permitida una estancia de 30 días. Este régimen es el que se sigue aplicando todavía en muchos países, pero no en los países miembros de la Unión Europea (UE), para los que se aplica un nuevo régimen desde esa fecha.

A partir del 6 de mayo de 2015, los ciudadanos de la UE pueden viajar a los EAU sin necesidad de visado para una estancia de 90 días, dentro de un periodo de 180 días. Este visado sirve para cualquier tipo de viaje excepto para aquel que tenga por objetivo ejercer una actividad remunerada.

La estancia en el país no es necesario que sea continuada, pero en todo caso no puede superar un total de 90 días por cada período de 180 días. Sigue leyendo

Divrigi, un sorprendente pueblo de la Anatolia Central (Turquía).

Divrigi, conocida en la antigüedad como Tefricia, no es hoy en día una población que tenga un gran renombre, a pesar de acoger unos monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y a pesar de haber sido en su época la capital de los sectarios Paulicianos.

Cuando el tren nos dejó en Divrigi ya era tarde. La estación estaba alejada del pueblo, y sólo había un taxi. Nosotros éramos los únicos extranjeros que habíamos bajado del tren. Los otros pasajeros iban subiendo a los vehículos de los familiares o amigos que los estaban esperando. Sigue leyendo

Erzurum, la capital de la Anatolia Oriental (Turquía).

El bus de Yusufeli que nos tenía que llevar hasta Erzurum salía a las nueve de la mañana de la plaza central del pueblo.
El trayecto hasta Erzurum duró tres horas. Ona aprovechó para «marearse» dos veces, pero enseguida se recuperó.

La modernidad del autobús que hacía el transporte y del vestir de muchos pasajeros, contrastaba con las tradicionales vestimentas negras que cubrían algunas mujeres, igual de tradicionales, por otra parte, que el bigote que llevan la mayoría de los hombres turcos.

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Después de elegir un hotel, bastante céntrico, salimos a conocer la ciudad. Nos fue imposible encontrar algún restaurante abierto, pues era Ramadán, y aquel era el último día del mes. Los próximos tres días serían la fiesta del Eid al-Fitr, y casi todas las tiendas de Erzurum estarían cerradas, bancos incluidos.

Tuvimos suerte del hotel donde nos alojamos, pues nos ayudaron a cambiar moneda y a conseguir los billetes de tren para ir a Divrigi (nuestro siguiente destino), pues en la estación de tren tampoco encontramos a nadie que vendiera billetes, bueno, de hecho no encontramos a nadie. Nos dijeron que cuando llegara el tren sí que habría alguien, pero mientras tanto parecía que todo el mundo hacía fiesta.

La ciudad de Erzurum sorprende, pues lo que parece que ha de ser una gran ciudad impersonal, sin muchos atractivos, con 400.000 habitantes, la ciudad más grande de Anatolia Oriental, resulta ser una ciudad muy interesante.

Esta antigua ciudad armenia, denominada en aquella época Karin, pasó a formar parte del imperio romano en el año 387, recibiendo el nombre de Teodosiópolis el año 415. Durante la dominación árabe (período del 700 al 949) la llamaron Kali.

Debido a su situación de cruce de rutas entre Constantinopla (al oeste), Rusia (al norte) y Persia (al este), la ciudad, a lo largo de la historia, ha visto pasar ejércitos armenios, romanos, persas, bizantinos, árabes, turcos, selyúcidas, mongoles y rusos.

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Hermel, una población situada en el Valle de la Bekaa (Líbano): la hospitalidad libanesa.

Últimamente han ido apareciendo noticias en la prensa sobre atentados realizados en la ciudad de Hermel, una población libanesa situada en el norte del Valle de la Bekaa, muy cerca de la frontera con Siria.

El motivo de estos atentados, según las reivindicaciones hechas por sus autores (el llamado Frente Al-Nusra, una filial de la organización Al Qaeda que opera en Siria), es el hecho de que la región de Hermel es un feudo del grupo chiita libanés Hezbolá (o Hizbullah), y como represalia porque Hezbolá ayuda al régimen sirio de Bashar al-Asad.

La lectura de estas noticias referentes a los atentados en aquella población libanesa, me trae el recuerdo de los días en que estuve en aquella localidad, hace años, y de la hospitalidad que recibí por parte de sus habitantes.

Es cierto que si se viaja por el Valle de la Bekaa se puede apreciar claramente la total influencia de Hezbolá en aquella región, pero si bien para algunos países es un grupo u organización terrorista, para otros es un movimiento de resistencia legítimo contra ocupación israelí del Líbano, el cual incluso ha formado parte, como partido político reconocido que es en el Líbano, en el gobierno de ese país.

Dejando de lado toda la cuestión política, y entrando en el aspecto práctico de lo que un viajero puede encontrar en este lugar, mi recuerdo de esta región es el de una población que ofrece al viajero una hospitalidad con mayúsculas.

Llegamos a Hermel procedentes de Baalbeck. En aquellos tiempos no era un país muy turístico, no al menos por lo que se refiere al turismo occidental, y en el norte del país aún lo era menos.

Cuando llegamos a Hermel nos alojamos en un vivero de truchas que había en las afueras de la ciudad, donde alquilaban unas pocas habitaciones que tenían en el recinto. Fue el único lugar que encontramos para poder dormir, pues en toda la ciudad de Hermel no había ningún hotel.

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Öskvank, una catedral impresionante situada en los valles georgianos de Turquía.

Como ya he explicado en otras entradas de este blog, recorrer los valles georgianos turcos es una agradable experiencia. Es una región poco conocida, poco visitada, y su situación no ayuda mucho, pues se encuentra en el extremo del noreste de Turquía, tocando con la frontera de Georgia y Armenia. No es un lugar de paso, y menos si tenemos en cuenta que la frontera entre Turquía y Armenia se encuentra cerrada desde el año 1993.

Öskvank (Turquia)

Desde Yusufeli visitamos diferentes lugares, y uno de ellos fue Öskvank.

Öskvank es una antigua catedral georgiana situada al sur de Yusufeli. Para llegar hasta allí hay que seguir la carretera principal en dirección a Erzurum, hasta que se encuentra un desvío a la derecha que conduce al pueblo de Çamliyamaç, tras recorrer unos ocho kilómetros de distancia desde la carretera principal.

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Dörtkilise, iglesia y monasterio georgianos situados en los valles georgianos de Turquía, cerca de Yusufeli.

Durante nuestra estancia en Yusufeli dedicamos buena parte del tiempo a conocer los valles georgianos, con sus paisajes, sus antiguas iglesias georgianas, muchas de ellas medio abandonadas, y su especial orografía montañosa, muchas veces con caminos sinuosos, empinados, sin asfaltar, que ayudan a darle un carácter más inhóspito aquellos parajes rurales.

Hay muchos lugares interesantes para visitar: Ishan Kilisesi (la iglesia de la Madre de Dios construida en el siglo VIII y ampliada en el siglo XI), Tortum Gölü y Tortum Selalesi (el lago Tortum y sus cascadas), Öskvank (con su catedral georgiana del siglo X que es la más impresionante de toda la región), Bagbasi, Haho en georgiano (iglesia monasterio georgiano de finales del siglo X), Oltu (con una ciudadela o Kalesi, que fue restaurada en el año 2002), Bana (con una iglesia armenia), Barhal (con una iglesia georgiana del siglo X), Yaylalar (pequeño pueblo con grandes paisajes de pastos de alta montaña), Dörtkilise (iglesia georgiana del siglo X y monasterio), etc.

A mí particularmente me sorprendió mucho Dörtkilise, una iglesia georgiana del siglo X, con su monasterio, un lugar que tal vez por su ubicación apartada de centros urbanos, aislado en medio de la montaña, abandonado, medio caído en parte, tiene un aire enigmático y sorprendente que le confiere una belleza especial.

Para llegar a Dörtkilise, expresión que significa «cuatro puertas», hay que ir primero a un pueblo llamado Tekkale, situado a siete kilómetros al suroeste de Yusufeli. Una vez allí hay que seguir un camino que bordea el río durante otros siete kilómetros aproximadamente.

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Alhamdulillah

Cuando se viaja por países musulmanes hay una expresión árabe que se suele oir bastante. Es una expresión corta, sencilla, armoniosa para oídos foráneos, que se pronuncia en una única palabra, a pesar de incluir un artículo (Al, que es el artículo definido el), un primer nombre (Hamdu, que significa un sentimiento de gratitud), una preposición (Li, preposición que significa «por» o «que pertenece a») y un segundo nombre (I Lah, resultado de la contracción del artículo «al» y el nombre «ilah», que hace referencia a Allah): «Alhamdulillah». Y quiero añadir que es una expresión bonita, agradable, tanto en el sentido fonético como en su significado de fondo.

Alhamdulillah es una expresión árabe que se utiliza de forma natural, incluso inconsciente en muchas ocasiones, y es una forma de alabanza o agradecimiento a Dios, que significa «gloria a Dios (Allah)», «las alabanzas son para Allah»,»gracias a Dios», y en la práctica incluso se utiliza con el significado de «suerte».

La expresión «alhamdulillah» se utiliza en infinidad de situaciones, para dar las gracias a Dios (Allah) por todas las cosas buenas que nos ha dado, y la religión musulmana recomienda utilizarla de forma habitual, desde el momento en que uno se despierta hasta que se acuesta: cuando se ha terminado de comer, de beber, al estornudar, cuando se recibe un regalo, cuando se recibe una buena noticia…; pero también cuando hay algún percance, o alguna penuria, pues podría haber sido peor.

Un hadit explica que la mejor invocación dirigida a Allah es decir «alhamdulillah».

La primera sura del Corán empieza diciendo «alhamdulillahi Rabil’ alamin», es decir: «alabado sea Allah, Señor del Universo».

Esta sura es repetida por los musulmanes en cada una de las cinco oraciones diarias, y esto es una prueba más de la importancia para los musulmanes de repetir «alhamdulillah» a lo largo del día.

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Yusufeli, un pueblo situado en el corazón de los valles georgianos de Turquía.

Después de estar unos días en Barhal decidimos ir a Yusufeli, y desde allí intentar conocer un poco los valles georgianos de Turquía.

Nuestro último desayuno en Barhal fue rematado con una espectacular mermelada de albaricoque. Con la barriga llena y las mochilas preparadas, nos situamos al lado de la carretera esperando que pasara un transporte para ir a Yusufeli.

Paró una furgoneta que nos tomó como pasajeros para hacer la ruta de veintisiete kilómetros que separan Barhal de Yusufeli, trayecto que duró una hora aproximadamente. La carretera sin asfaltar, después de pocos kilómetros se transformó en terreno asfaltado, pero ganó en curvas y no mejoró en anchura.

Ubicada en terreno montañoso, en la zona sur de las montañas Kaçkar, aquella carretera pasaba por medio de estrechos valles dibujados por ríos y arroyos, ofreciendo unas buenas panorámicas de todo aquel paisaje.

Pasamos de los 1.300 metros de altitud de Barhal, a los 560 metros de Yusufeli, disfrutando del paisaje y resistiendo las curvas de aquel itinerario irregular. Los peques se portaron como unos campeones, y con un gesto de generosidad Ona dejó un pequeño recuerdo de su desayuno a aquel chófer de conducción poco suave.

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