Hermel, una población situada en el Valle de la Bekaa (Líbano): la hospitalidad libanesa.

Últimamente han ido apareciendo noticias en la prensa sobre atentados realizados en la ciudad de Hermel, una población libanesa situada en el norte del Valle de la Bekaa, muy cerca de la frontera con Siria.

El motivo de estos atentados, según las reivindicaciones hechas por sus autores (el llamado Frente Al-Nusra, una filial de la organización Al Qaeda que opera en Siria), es el hecho de que la región de Hermel es un feudo del grupo chiita libanés Hezbolá (o Hizbullah), y como represalia porque Hezbolá ayuda al régimen sirio de Bashar al-Asad.

La lectura de estas noticias referentes a los atentados en aquella población libanesa, me trae el recuerdo de los días en que estuve en aquella localidad, hace años, y de la hospitalidad que recibí por parte de sus habitantes.

Es cierto que si se viaja por el Valle de la Bekaa se puede apreciar claramente la total influencia de Hezbolá en aquella región, pero si bien para algunos países es un grupo u organización terrorista, para otros es un movimiento de resistencia legítimo contra ocupación israelí del Líbano, el cual incluso ha formado parte, como partido político reconocido que es en el Líbano, en el gobierno de ese país.

Dejando de lado toda la cuestión política, y entrando en el aspecto práctico de lo que un viajero puede encontrar en este lugar, mi recuerdo de esta región es el de una población que ofrece al viajero una hospitalidad con mayúsculas.

Llegamos a Hermel procedentes de Baalbeck. En aquellos tiempos no era un país muy turístico, no al menos por lo que se refiere al turismo occidental, y en el norte del país aún lo era menos.

Cuando llegamos a Hermel nos alojamos en un vivero de truchas que había en las afueras de la ciudad, donde alquilaban unas pocas habitaciones que tenían en el recinto. Fue el único lugar que encontramos para poder dormir, pues en toda la ciudad de Hermel no había ningún hotel.

Después de dejar las mochilas fuimos a visitar las ruinas de Deir Mar Maroun. Para llegar hasta allí hicimos autostop. Enseguida paró una furgoneta que nos llevó hasta las proximidades de Deir Mar Maroun. Después de unas horas en aquel lugar solitario, volvimos a Hermel, también haciendo autostop. Esta vez nos paró una furgoneta que nos dejó en una pequeña plaza del centro de la ciudad.

Mientras nosotros hablábamos con el conductor de la furgoneta, comenzó a aproximarse la gente que había en aquella plaza, y pronto comenzaron a preguntarnos sobre quiénes éramos, que hacíamos por aquella zona, etc.

Cuando ya llevábamos un buen rato, nosotros les preguntamos si había algún hotel en la ciudad, pero nos dijeron que en Hermel no había hoteles. Fue entonces cuando un hombre de cierta edad nos dijo que en Hermel había seis mil casas, y por lo tanto había seis mil alojamientos para los viajeros, por lo que no hacía falta ningún hotel.

Al cabo de un rato ya había mucha gente que quería que fuéramos a cenar a su casa. Tuvimos que decidir de la manera más diplomática posible para no ofender a nadie, y al final ese día cenamos dos veces, en dos casas distintas.

Nuestra estancia en Hermel fue una gran experiencia que nos permitió conocer la verdadera hospitalidad de aquellos lugares.
Cenamos, comimos y pasamos largos ratos en casas particulares, y declinamos las ofertas de alojamiento porque ya teníamos nuestra habitación en el vivero de truchas.

Cuando les dijimos que queríamos continuar nuestro viaje por el norte del país hasta llegar a la costa mediterránea, a la ciudad de Trípoli, nos confirmaron que no había transporte público, pero enseguida se ofrecieron para llevarnos en coche particular. Al final fue uno de nuestros anfitriones que nos llevó en su coche hasta Trípoli, y no sólo no aceptó el intento que hicimos para pagar algo por el transporte, sino que tanto él como otra familia con la que estuvimos aquellos días, nos ofrecieron dinero para poder continuar nuestro viaje (lo que declinamos educadamente a pesar de su insistencia) y también nos dieron la dirección de sus familiares en Trípoli para que fuéramos a dormir a casa de los mismos, o nos pusiéramos en contacto con ellos si teníamos algún problema.

Aquella experiencia fue toda una lección de lo que es la hospitalidad.

Habrá personas que al pensar o leer sobre aquella región la asociarán con una zona de cierta inseguridad, otros que lo asociarán con simpatizantes de un grupo radical llamado Hezbolá, yo lo asocio con la hospitalidad, y con ese día en que tuve que cenar dos veces… para no herir la sensibilidad de nuestros anfitriones.

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2 comentarios en “Hermel, una población situada en el Valle de la Bekaa (Líbano): la hospitalidad libanesa.

  1. Hola… antes que nada!
    Me pongo de pie para aplaudir tu escrito sobre Hermel, y la Hospitalidad libanesa, la cual se repite en cada rincon de aquel pais.
    Mi nombre es Diego, tengo origen libanes por parte de mi madre, y la fortuna de haber visitado dos veces el Libano. La verdad, que leer esto me llenó el alma. Y es un articulo, con tu permiso, para compartir por redes sociales y medios, ya que muchos de ellos se encargan de defenestrar el nombre del Libano a causa de los agentes externos, vecinos y no tanto, que crean problemas en la zona.
    Gracias, y espero tu contacto a través de mi mail. una vez mas, felicitaciones por lo que escribiste sobre nuestro pueblo libanes.

    • Hola Diego, muchas gracias por tu comentario. Es un placer que un libanés haga esa buena crítica sobre este post.
      Si quieres compartir este artículo por otras redes sociales no hay ningún problema.
      En este artículo me limito a plasmar mi experiencia en aquel país, y si tengo que resumirla en una palaba es «hospitalidad». Cualquiera que haya viajado por el Libano lo habrá podido constatar.
      Un saludo,

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