De Singapur a Malaca (Malasia).

El despertador sonó a las siete de la mañana. Poco después dejaba aquel hotel situado en el centro de Singapur para ir a la estación de autobuses. Tenía la intención de coger el primer bus que saliera en dirección a Malasia.

A esas horas no pasaba ningún bus de los que necesitaba para llegar hasta la estación de autobuses, así que cogí un taxi. Los tres dólares de Singapur que me costó aquel trayecto en taxi valieron la pena, pues fue llegar a la estación de autobuses y encontrar uno que salía en pocos minutos hacia Malaca.

Compré un billete para subir a ese autobús. El viaje fue cómodo. El autobús hizo una primera parada en el punto fronterizo de Singapur y luego en el de Malasia. El trayecto en bus duró cuatro horas y media.

Durante el viaje conocí a una pareja, Chris (de Singapur) y Lena (de Malaca), los cuales, al llegar a Malaca, tuvieron un pequeño incidente con la policía.

Es notorio que en Singapur son muy estrictos con las prohibiciones y correspondientes multas para los infractores, por lo que hay que vigilar en no tirar un papel u otra cosa en el suelo, o no fumar en los autobuses, taxis, ascensores…, no cruzar las calles fuera de los pasos de peatones, etc., pues la multa que puede caer es importante.

En Malasia, si bien también existen prohibiciones similares, no son tan estrictos en su cumplimiento.

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Llegada a Rangún (Myanmar).

Acabábamos de aterrizar en el aeropuerto de Rangún (Yangón). Era una mañana del mes de agosto de 2002. Hacía mucho calor. El día anterior habíamos conseguido los visados ​​de Myanmar en la embajada de Myanmar en Bangkok, y habíamos comprado los billetes de avión para volar con la Thai desde Bangkok a Rangún.

En la embajada de Myanmar en Bangkok habían sido muy amables, teniendo en cuenta que les habíamos llevado los pasaportes y demás documentación el mismo día, a media mañana. En poco rato nos hicieron los visados ​​y además nos cobraron menos de lo que nos habían dicho. Sigue leyendo