Pasar la noche en la montaña, a más de cuatro mil metros de altitud, puede ser poco reconfortante si se sufren síntomas de mal de altura. Si encima hace frío, y se siente como el agua de lluvia impacta sobre la tienda, con relámpagos de vez en cuando, no es un escenario que ayude mucho a conciliar el sueño.
Pues sí, pasamos mala noche. Yo tuve sensación de mareo y de vómito, pero pude controlarlo poniéndome boca arriba, pues si me ponía de lado la sensación era muy desagradable. El sudor y los escalofríos provocaban que te deshicieras de ropa de abrigo, pero entonces llegaba el frío exterior que hacía que rápidamente te volvieras a abrigar… La pequeña caminata que habíamos hecho el día anterior no había sido una buena idea. Si no lo hubiéramos hecho, seguro que no hubieran aparecido aquellos síntomas durante la noche.