Öskvank, una catedral impresionante situada en los valles georgianos de Turquía.

Como ya he explicado en otras entradas de este blog, recorrer los valles georgianos turcos es una agradable experiencia. Es una región poco conocida, poco visitada, y su situación no ayuda mucho, pues se encuentra en el extremo del noreste de Turquía, tocando con la frontera de Georgia y Armenia. No es un lugar de paso, y menos si tenemos en cuenta que la frontera entre Turquía y Armenia se encuentra cerrada desde el año 1993.

Öskvank (Turquia)

Desde Yusufeli visitamos diferentes lugares, y uno de ellos fue Öskvank.

Öskvank es una antigua catedral georgiana situada al sur de Yusufeli. Para llegar hasta allí hay que seguir la carretera principal en dirección a Erzurum, hasta que se encuentra un desvío a la derecha que conduce al pueblo de Çamliyamaç, tras recorrer unos ocho kilómetros de distancia desde la carretera principal.

En el pueblo de Çamliyamaç se encuentra la catedral de Öskvank, un antiguo monumento georgiano del siglo X que es impresionante. Parte de la catedral está caída, pero es precisamente este aspecto decadente lo que da a todos estos monumentos de los valles georgianos turcos un atractivo especial.

Se pueden encontrar referencias a este monumento georgiano como catedral de Öskvank (o Oshki) y también como monasterio de Oshki, pues la catedral está unida a un complejo monástico.

Esta fue la primera de las cuatro grandes catedrales georgianas (junto a Svetitsjoveli, Bragati y Alaverdi).

En la entrada principal se pueden ver unos relieves de los Reyes Magos. La catedral está dedicada a Juan Bautista, y pese a que buena parte de la misma está caída, todo lo que queda en pie ofrece una más que buena idea de lo que ese monumento debía haber sido hace muchos años.

Más abajo de donde se encuentra situada esta construcción, serpentea el río Tortumi, y si seguimos hasta la carretera principal, ocho kilómetros más allá, encontramos el lago Tortum (Tortum Gölü), que con sus aproximadamente ocho kilómetros cuadrados es el lago más grande de la región.

La vuelta a Yusufeli siempre es agradable, y si bien nos esperaban los restaurantes cerrados, debido al Ramadán, hicimos tiempo paseando por el pueblo, y más tarde, después de la puesta de sol, cuando los restaurantes comenzaron a abrir, elegimos uno donde pudimos comer una buena cena.

Por cierto, después del movimiento de todo el día, y de degustar unos deliciosos platos turcos, nada mejor que un té, si bien siempre se podrá pedir un café turco, pero éste sólo está aconsejado a los amantes de las sensaciones fuertes, pues, como dice un dicho turco: el café es negro como la noche, fuerte como el pecado, dulce como el amor, y caliente como el infierno.

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