Después de estar unos días en Barhal decidimos ir a Yusufeli, y desde allí intentar conocer un poco los valles georgianos de Turquía.
Nuestro último desayuno en Barhal fue rematado con una espectacular mermelada de albaricoque. Con la barriga llena y las mochilas preparadas, nos situamos al lado de la carretera esperando que pasara un transporte para ir a Yusufeli.
Paró una furgoneta que nos tomó como pasajeros para hacer la ruta de veintisiete kilómetros que separan Barhal de Yusufeli, trayecto que duró una hora aproximadamente. La carretera sin asfaltar, después de pocos kilómetros se transformó en terreno asfaltado, pero ganó en curvas y no mejoró en anchura.
Ubicada en terreno montañoso, en la zona sur de las montañas Kaçkar, aquella carretera pasaba por medio de estrechos valles dibujados por ríos y arroyos, ofreciendo unas buenas panorámicas de todo aquel paisaje.
Pasamos de los 1.300 metros de altitud de Barhal, a los 560 metros de Yusufeli, disfrutando del paisaje y resistiendo las curvas de aquel itinerario irregular. Los peques se portaron como unos campeones, y con un gesto de generosidad Ona dejó un pequeño recuerdo de su desayuno a aquel chófer de conducción poco suave.