De la misma manera que el velo esconde el rostro de muchas mujeres musulmanas; las montañas, el paso del tiempo y la soledad del lugar, han mantenido escondida y olvidada a Ani, la antigua capital del Reino de Armenia.
Para llegar hasta allí contratamos un vehículo en la ciudad de Kars, en el este de Turquía, para que nos llevara hasta los restos de esta antigua ciudad, un lugar poco conocido, alejado de todas partes, y donde hay que ir expresamente, pues no queda cerca de ninguna ruta, menos aún después de que la frontera turco-armenia fuera cerrada debido a las tensas relaciones existentes entre los dos países.
De hecho, la frontera fue cerrada en 1993 por Turquía, de forma unilateral, durante la guerra del Alto Karabaj, en solidaridad con Azerbaiyán, a quien ayudaba militar y políticamente.
Ani está situada a unos 45 kilómetros de Kars, conectada por una carretera que està en muy buenas condiciones. Aquella antigua ciudad que llegó a ser, en su día, la capital del reino medieval de Armenia, actualmente se encuentra en ruinas, y está situada en territorio turco, justo al lado de la frontera con Armenia.
En los tiempos de su máximo esplendor, Ani tuvo más de cien mil habitantes, hay quien dice que debía llegar a doscientos mil, y rivalizó en importancia con ciudades como Bagdad, El Cairo, o Constantinopla.
Se le había denominado «la ciudad de las cuarenta puertas» y también «la ciudad de las mil y una iglesias», pero lo cierto es que hoy, de aquella grandeza, sólo quedan unas pocas ruinas.
Como fiel heredera de aquella ciudad que fue conquistada a lo largo de la historia por varios imperios y reinos, viendo pasar diferentes culturas: armenios, bizantinos, georgianos, kurdos, mongoles, turcos, rusos… la olvidada y abandonada Ani de hoy todavía es objeto de disputa entre dos naciones, la turca y la armenia, y si bien actualmente se encuentra dentro de territorio turco, la frontera armenia está situada a escasos metros de distancia.
Ani fue un lugar importante, debido a su especial ubicación entre las rutas comerciales que enlazaban Asia Central, el Cáucaso y Anatolia. Era una parada obligada de la ruta de la seda.
Después de la masacre de su población en el saqueo de los mongoles del año 1239, su decadencia llegó a su punto máximo a causa del terremoto del año 1319, y si bien continuó siendo una ciudad habitada, poco a poco fue perdiendo su espíritu hasta quedar totalmente abandonada en el siglo XVIII.
En el año 1921 la Asamblea Nacional de Turquía ordenó al comandante del Frente Oriental, Kazım Karabekir, destruir todos los monumentos de Ani. Según dicen Karabekir se negó a cumplir la orden, si bien algunos monumentos fueron destruidos.
Sea porque Ani representa la cultura armenia, sea por falta de recursos, lo cierto es que el gobierno turco dedicó muy pocos esfuerzos y atención a la conservación de este lugar.
Los años 1966 y 1988 nuevos terremotos causaron más daños a los restos de la monumental Ani.
Pasear por Ani da una sensación de soledad, pues se encuentra en medio de la montaña, alejada de todas partes.
Este lugar tiene el encanto que desprenden las ciudades abandonadas, y me recordó la sensación que tuve al visitar lugares como Palmira (Siria), Dougga (Túnez), Bagan (Myanmar), Angkor (Camboya), Machu Picchu (Perú), Petra (Jordania), Rayen (Irán)… incluso Tash Rabat (Kirguistán); pero en este caso, la sensación de aislamiento, de soledad… está más presente.
Ani está situada sobre una meseta de forma triangular rodeada por dos barrancos. El barranco que rodea la ciudad por el este hace de frontera entre Turquía y Armenia, y está configurado por las gargantas del río Arpa Çay (en armenio, río Akhurian). Al oeste se encuentra el valle de Tsaghkotsadzor, conocido también como Bostanlar Deresi o barranco de Alaca Çay. La entrada principal de la ciudad está situada en el norte, donde se fortificó más la ciudad al no tener en aquel lado la protección natural de los barrancos.
Los monumentos de Ani que han sobrevivido a la acción humana y a los fenómenos de la naturaleza, y que se conservan en mejor o peor estado, son los siguientes:
– En primer lugar creo que es importante fijarse en sus murallas. Éstas, junto con la ubicación distante de la fortaleza y la amplitud del lugar, proporciona una idea de las proporciones que debía tener la antigua ciudad.
– La puerta principal de entrada a la ciudad, llamada Arslan Kapisi, está situada al norte, y tiene el relieve de un león (aslan en turco) en su muro interior.
– Un monumento que sorprende es la iglesia del Redentor (o de San Prkitch), de la que sólo queda la mitad de su estructura debido al impacto de un rayo en 1957.
Esta iglesia, construida entre los años 1034 y 1036, parece que sirvió para guardar una parte de la Santa Cruz.
Actualmente está siendo objeto de restauración.
– Delante de la iglesia del Redentor están los restos de un Hammam.
– No muy lejos de la iglesia del Redentor, en dirección a las murallas y a las gargantas del río Arpa Çay (al sureste), se encuentra la iglesia de San Gregorio (Tigran Honentz) (Resimler Kilise o iglesia con pinturas). Esta iglesia, muy bien conservada, está dedicada al apóstol armenio Gregorio y fue construida en 1215 por un noble llamado Tigran Honentz.
– También mirando a las gargantas del río Arpa Çay se encuentra el Convento de las Vírgenes (Kusanatz), el cual puede contemplarse muy bien desde la Menücer Camii.
– Más al oeste se pueden ver las ruinas de un antiguo puente que atravesaba el río Arpa Çay.
– Hacia el sur de la llanura está la antigua catedral, llamada Fethiye Camii (mezquita de la Victoria) por los conquistadores selyúcidas, un monumento que impresiona. Es el monumento más grande del lugar, construido entre el 987 y el 1.010.
– La Menuçer Camii (mezquita de Minuchihr), situada en el camino entre la catedral y la ciudadela, dicen que fue la primera mezquita construida por los turcos selyúcidas en la península de Anatolia. Su fecha de construcción se remonta al año 1072. Su minarete octogonal la delata desde la distancia.
– Al suroeste del enclave se alza la ciudadela, llamada Iç Kale. Esta fortaleza domina toda la llanura.
– La iglesia de San Gregorio de la familia Abughamir (también llamada iglesia de los Abughamrentz, o capilla de Susa Pahlavuni), de planta circular, construida a principios del siglo X, está situada en el extremo occidental de la explanada, junto al barranco de Alaca Çay. Desde la misma se tiene una buena vista del paisaje que rodea la ladera oeste de la meseta.
– La iglesia de los Santos Apóstoles (Arak Elota Kilisesi), que data del 1031, situada también en medio de la meseta que conforma la antigua ciudad de Ani, fue reconvertida en un caravasar por los selyúcidas, siendo conocida como Kervansaray por este motivo.
– No muy lejos de la iglesia de los Santos Apóstoles están los restos de un antiguo templo Zoroastriano. Se cree que este antiguo templo del fuego data de mediados del siglo IV a. C. a principios del siglo I a. C. Posteriormente habría sido reconvertido en una capilla cristiana. Son los restos más antiguos del enclave.
– Muy cerca del templo de Zoroastro se encuentran los restos de una iglesia georgiana (Gürcü Kilisesi), de la que sólo queda en pie un muro.
– Más alejado del templo de Zoroastro y de la iglesia de los Santos Apóstoles, hacia el oeste, se encuentra la iglesia del rey Gagik I dedicada a San Gregorio. Esta iglesia fue construida sobre el año 1000, algunos dicen entre los años 990 y 1000, y otros entre el 1001 y el 1005. Ahora sólo quedan los restos de su estructura circular y de algunas columnas.
Los trabajos arqueológicos de la antigua ciudad de Ani se iniciaron en el año 1892, patrocinados por la Academia de las Ciencias de San Petersburgo y dirigidos por el arqueólogo y orientalista ruso Nikolai Marr. Después se reanudaron en el año 1904 y continuaron hasta el 1917. Más adelante siguieron a partir de los años sesenta, principios y finales de los noventa, y hasta la actualidad, habiendo sido objeto de importantes críticas por los métodos empleados.
Para más información sobre la ciudad de Ani y sus monumentos, es muy interesante la web de virtualani (http://www.virtualani.org) (en inglés).
Todo el alrededor de Ani que circunda el barranco que forma el río Arpa Çay, la vertiente este y sur de la ciudad, está cerrado con alambradas, pues la otra parte ya es Armenia. Se pueden ver torres de vigilancia armenias al otro lado del barranco.
Mientras recorría y fotografiaba estos parajes, no podía dejar de pensar en cómo habría sido aquella ciudad en sus mejores tiempos, siglos antes de su situación de olvido actual.
Estas tierras esteparias, donde predominan los cardos, donde no se encuentra ningún árbol que pueda guarecer del sol, transmiten una sensación de paz, de tranquilidad y de soledad, y pasear por el interior abandonado del que había sido una ciudad de referencia, con restos arqueológicos impresionantes, añade el punto de emoción y de inquietud que hace que la estancia en este lugar se convierta en un recuerdo inolvidable.
Excelente nota , da una imagen de lo que significó la ciudad.
Si bien las ciudades «pérdidas» nos pueden causar sentimientos encontrados estuve en Petra y realmente no sentí más que asombro y emoción ante cada paso que daba…la caminata por el siq al amanecer oyendo sólo los pasos de los pocos que emprendimos la caminata me traen los más emocionantes recuerdos …son lugares mágicos .
Hola Marta, gracias por tu comentario. Efectivamente Petra es otro de esos lugares «mágicos», y su acceso (el siq) ayuda a darle un encanto especial.
Un abrazo,
Hemos estado allí hace un par de años. Fue uno de los sitios que más nos impactó en nuestro largo periplo por el Kurdistán. Comenzamos alquilando un auto en Erzurum, donde llegamos en un vuelo desde Estambul, recorrimos los valles Georgianos, luego paramos en Kars, ciudad desde la que fuimos a ANI. Seguimos a Van, con hermosos sitios históricos en sus alrededores. Abrevio: Diyarbakir, Sanliurfa, Alepo, Gaziantep, Capadocia (ya habíamos estado y volveríamos) y llegamos a Estambul, donde devolvimos el auto. Esta magnífica reseña que ustedes han publicado, ha sido disparadora de muchos hermosos momentos de ese viaje. Gracias, muchas gracias por ello.Cordiales saludos
Hola Mario, gracias por tu comentario. Me satisface saber que te ha gustado el post. Efectivamente es una región muy recomendable para visitar.
Un saludo,
Me fascinó; me gustaría vivir allí. Tiene el encanto de todas las ruinas que fueron un día compañía y protección de seres humanos…. y sin mediar razones fueron abandonadas. Hoy se niegan a morir y ahí están esperando una vuelta que nunca llegará. Amo las ciudades abandonadas…!!! Como ANi.
Hola Oriana, gracias por tu aportación. Efectivamente, las ciudades abandonadas tienen algo que fascina, quizás la sensación de soledad y la imaginación de lo que fueron en tiempos pasados… son lugares que siempre quedan en el recuerdo.
Un saludo,