Ver bajar los pilares por la calle Mayor de Tarragona, después de que hayan subido y bajado las escaleras de la plaza de la Catedral (el Pla de la Seu), es uno de los espectáculos que nos ofrecen las fiestas de Santa Tecla de Tarragona. Concretamente los pilares caminantes tienen lugar el día de la Mercè, el 24 de septiembre.
Las calles del centro de Tarragona, especialmente la calle Mayor, están llenas de gente, y no hace falta decir cómo está la plaza de la Font, fin de trayecto de los pilares, que deben llegar hasta el Ayuntamiento.
Las “colles” levantan un pilar de cuatro caminante, y desde la plaza de les Cols, después de haber subido y bajado los veinte escalones de las escaleras del Pla de la Seu, bajan por la calle Mayor y luego por la bajada de la Misericordia, hasta llegar a la plaza de la Font, la cual recorren de punta a punta hasta llegar al Ayuntamiento. En total el recorrido es de unos quinientos metros aproximadamente.
El recorrido se completa cuando el pilar llega al Ayuntamiento y se sube al enxaneta hasta el balcón con ayuda de una faja.
Se ven algunos turistas, muchos de ellos parece que no es la primera vez que presencian este espectáculo.
Antes de comenzar la bajada de cada pilar, la “colla” respectiva abre paso, impidiendo que la gente se ponga en el medio de la calle, para no obstaculizar la marcha del pilar.
Las diferentes “colles” inician la bajada de los pilares siguiendo un orden de antigüedad, empezando primero los Xiquets de Tarragona, después la Colla Jove Xiquets de Tarragona, posteriormente los Xiquets del Serrallo, y, al final, los Castellers de Sant Pere i Sant Pau.
El que se encuentra debajo del pilar, que aguanta todo el peso, queda escondido entre toda la “colla” que acompaña el pilar y que con las manos ayudan a mantener la estabilidad del mismo.
Normalmente los pilares caminantes van cambiando al que va debajo, debido al esfuerzo que debe hacer, si bien esto depende del momento y de los ánimos. Usualmente se dice que suelen hacer un primer cambio a la altura de la calle cavallers, y un segundo cambio al final de la bajada de la Misericordia, justo antes de entrar en la plaza de la Font. Pero en esta cuestión de cambios no hay normas.
Contemplar la bajada de los pilares es emocionante.
Con la imagen de la Catedral al fondo de la calle Mayor, ver pasar los pilares ya tiene un incentivo más, conformado por este entorno privilegiado que le da el casco antiguo o parte alta de la ciudad.
Los pilares bajan de uno en uno, y a la aparición de cada uno de ellos la gente grita animando el esfuerzo de los que lo integran.
En algún momento se puede presenciar algún episodio de dudas o tensión, cuando aquel “casteller” que carga con el pilar sobre sus hombros empieza a temblar debido al esfuerzo.
En esos instantes en que el pilar queda parado, esperando que se rehagan las fuerzas y los ánimos de los que lo integran, se nota como el público vive de verdad este evento, con comentarios breves de temor, el deseo de que no se caigan, y los gritos de ánimo que acabarán reconfortando el pilar.
Mientras el “casteller” que carga el pilar sobre sus hombros tiembla todo él, y un escalofrío recorre el cuerpo de todos aquellos que lo contemplan, se escapan algunas lágrimas por parte de algún/a espectador/a, y una sensación de espanto se apodera de la gente.
Vivir estos momentos pone la piel de gallina, es impresionante el ambiente que se respira.
Contemplar los pilares, al igual que ver montar un “castell”, transmite la sensación de grupo, de “colla”, una tradición típicamente catalana, que transmite el espíritu de trabajo en equipo. En todo caso, es uno de los momentos más emocionantes de las fiestas de Santa Tecla de Tarragona que vale la pena presenciar.