No hay nada como el contacto con una familia china para aprender muchas cosas de las costumbres locales que sino pasan desapercibidas.
Hemos aprendido bastante de la gastronomía local, a la fuerza, pues no paran de invitarnos a comer y a cenar, bien en casa, bien en restaurantes.
Las comidas son abundantes y variadas: ensalada de vegetales típicos de la zona, huevos duros, gambas rebozadas acompañadas con palomitas con miel y trozos de plátano y de tomate (que Ona devora), unas hojas con salsa de vinagre y soja, nueces caramelizadas, arroz con verduras, pescado hecho al horno o en salsa (pocas veces lo hacen frito), carne de ternera, un especie de empanadas rellenas de verduras y fideos, raviolis rellenos de carne hechos al vapor, sopa dulce con clara de huevo, sopas diversas algunas de las cuales son muy picantes, pastel de calabaza, manzana frita con azúcar, pollo con uvas (que está buenísimo), rollitos rellenos de vegetales y tofu, unas empanadas redondas rellenas de carne, carne de ternera con huevo duro, carne de cordero, tofu, etc… La fruta consiste normalmente en sandía y melón. Todo muy bien presentado.
En cuanto a bebidas: té (el de jazmín está muy bueno), cerveza, vino, licor de cereales.





Cuando la ocasión es más formal, para despedir a las amistades que se van, o para demostrar la hospitalidad a los invitados, al final de todo traen un bol de fideos, que con su longitud representan la amistad. Os aseguro que comerse un bol de fideos después de una comida de campeonato tiene su mérito.

Es curioso ver como hacen los fideos, y aún más como los dejan a secar en la calle, colgados como si fueran unas cortinas.
En las ciudades no se puede ver, pero en los pueblos es fácil encontrarse con fideos colgados frente a algunas casas, al igual que es habitual ver los cereales extendidos en la carretera para que se sequen o esperando a ser desgranados.

El lugar donde se sienta cada uno en la mesa es muy importante, y se están un buen rato discutiendo sobre esta cuestión. Sólo lo deciden los hombres, las mujeres no pueden decir nada.
La parte de la mesa más alejada de la puerta es donde se sientan las personas más importantes (el anfitrión, los invitados más importantes, o las personas a las que se quiere dar más relevancia). A continuación la parte derecha e izquierda de la mesa es para los invitados, y el resto de comensales se sientan de espaldas a la puerta.
En estos almuerzos o cenas más formales no se puede empezar a comer hasta que el anfitrión dice unas palabras. Durante la comida van haciendo pequeños discursos, normalmente el anfitrión, pero también otros comensales, y dependiendo de los ánimos (y lo que se ha bebido) al final parece que es un «a ver quién la dice más gorda», en el buen sentido de la expresión, pues siempre es en homenaje al invitado (en nuestro caso), demostrándole su hospitalidad y amistad. Todo ello con un brindis tras otro.

En una de las cenas que hicimos en un restaurante, yo estaba situado entre los dos anfitriones, y para estar a la altura de la situación, con tantos brindis, tuve que ir bebiendo pequeños sorbos, y cuando se trataba de licor de cereales mojándome sólo los labios, pues es imposible seguirlos a ellos.
En uno de los restaurantes que fuimos, el dueño del mismo, conocido de la familia que nos invitaba, vino a hacernos una visita y llevó cerveza negra. Resulta que nadie puede entrar en un comedor sin llevar nada (en los restaurantes de cierto nivel todo son salas o comedores privados).
Es un placer sentarse a comer en una mesa china. La mayor parte de la mesa lo ocupa el círculo de cristal giratorio donde ponen la comida, quedando sólo el espacio mínimo necesario para que los comensales puedan tener sus respectivos platos, cuencos, vasos y palillos.
Los platos con la comida van ocupando todo el centro de la mesa, hasta que no queda espacio para nada más. Se puede acceder al plato que desees haciendo girar el círculo donde está colocada la comida.

Queda por decir que en una comida cotidiana sin formalismos, o en la mayoría de los miles de restaurantes chinos que hay por todas partes, no hay ni mesas con el centro giratorio, ni todos los formalismos que he explicado, pero esto no debe hacer perder de vista que la cultura china es muy tradicional en todo, y en la comida no es una excepción.